Si miramos a nuestro alrededor nos damos cuenta que la música la encontramos en todos los ámbitos de nuestra vida. Forma parte de los seres humanos y de la naturaleza incluso se ha empezado a pensar que la música organice nuestros ritmos internos del cuerpo, como puede ser el latido del corazón o el tiempo de respiración entre otros.
Los seres humanos no somos los únicos seres vivos que se comunican mediante diferentes sonidos. La música funciona de forma innata y constituye un sentido natural de los animales. Éstos utilizan una grandísima variedad de sonidos para enviar y recibir mensajes y alertar de posibles peligros. Además se ha demostrado en numerosos estudios de zoomusicología, como los animales pueden modificar su estado de ánimo y preferir diferentes estilos de música.
Se conoce por experimentos realizados, que las vacas son capaces de generar una mayor cantidad de leche al escuchar "Las cuatro estaciones de Vivaldi", al igual que los cerdos aumentan su peso con una mayor rapidez al escuchar a Beethoven y Mozart. Los orangutanes responden con un cierto agrado a obras de Caruso y son capaces de mover su cuerpo al ritmo de la música.
De este modo la música afecta de forma positiva a los animales. En el caso de los domésticos, se ha demostrado que la música clásica es la favorita de perros y gatos y ayudan a reducir los niveles de estrés y ansiedad y rebaja la agresividad y la hiperactividad de nuestras mascotas.
De este modo la música afecta de forma positiva a los animales. En el caso de los domésticos, se ha demostrado que la música clásica es la favorita de perros y gatos y ayudan a reducir los niveles de estrés y ansiedad y rebaja la agresividad y la hiperactividad de nuestras mascotas.
Pero no solo los animales son suceptibles a los efectos de la música. Las plantas son seres vivos que tras numerosos estudios se ha demostrado que las vibraciones de la música influyen en su crecimiento. En algunas granjas, los vegetales reciben un tratamiento con música clásica, lo cual concluye en un crecimiento más rápido de los tomates y las berengenas.
La música es un idioma universal que no distingue entre humanos, animales o incluso plantas.
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